siguenos en facebook siguenos en Google+ siguenos en Twitter Canal de youtube Rss feed sígueme en Instagram sígueme por Correo TwistAndShout

Twist!

Twist!

lunes, 12 de enero de 2015

Voy a olvidarte hasta echarte de menos

Pienso que esa dulce boca que antes recorría cada centímetro de mi no volverá a besarme, no volverá a morderme, hasta en los rincones más insospechados.
Ese aliento desgarrador, ese suspiro de satisfacción, esa mirada feroz, y esa sonrisa tierna. Todo ha quedado en el recuerdo, en la memoria.
Aquellos dedos que jugaban entre sí, que acariciaban la piel canela de tu cuerpo, que rozaban aquellos labios carnosos que acababan en dulces besos.
No tenían por qué saber a nada más que a felicidad, más que a ternura, pero ahora saben a una lejana utopía que ojalá estuviera en el presente.
Calor mutuo, dos cuerpos enlazados en uno solo.
El olor, aquella fuerte fragancia que refrescaba tu áspero cuello cada una de esas noches, ese olor que quedaba impregnado en la ropa, ese que nada más llegar a casa olía para refrescar tu recuerdo y poder dormir con él. Aquel, que a día de hoy sigue invadiendo mi cama.
Y, aquella sonrisa, esas de las que no se olvidan. Las carcajadas, sonidos peculiares que producían placeres a los que nos acostumbramos.
Desintoxicarse de alguien es complicado, pero de ti, de ti es misión imposible. Pero, tampoco quiero.

Para ti

Igual en esa caja no está nada de lo que imaginas, quizás aquello que pediste en su día no se encuentre ahí, pero te diré algo, ahí hay algo mucho mejor.
Ahí hay algo que de verdad querías, y que te hará mucha más ilusión, y te lo hará porque es lo último que piensas, es la última cosa que se te podría llegar a pasar por la cabeza.
Pero, no te quedes con esa cara de boba contemplando cada frase que hay escrita en este trozo de papel, abre el paquete, ábrelo y déjame apreciar una sonrisa mucho más grande que la que tienes ahora puesta en la cara.
Que se ilumine la habitación, que tus ojos sean invadidos por esa brillantez tan dulce que te caracteriza y que tu mirada me haga morderme el labio inferior.
Te regalo el resto de paseos que me quedan, te regalo las caricias más tiernas, te regalo el resto de mi vida.
En esa caja tienes mi felicidad, tienes mis pensamientos y mis sueños.


Prometo decir “no” cuando quiero decir “no”. Decir “sí” cuando de verdad lo sienta. Prometo ser más sincera conmigo misma y más honesta con el resto. Prometo no guardar un sentimiento. Prometo no acostumbrarme nunca, y aquí te incluyo. Prometo decir todo lo que me apetezca. Prometo no preocuparme de lo que se me escape de las manos. Prometo no dar explicaciones que no van a ser entendidas. Prometo no excusarme. Prometo buscar ese par de zapatos que demuestren el esfuerzo por haberlos conseguido. Prometo adquirir ese vestido que me salvaría de una noche no planeada y de una entrevista de trabajo.

Prometo viajar más. Prometo tener presente que, igual que un día se está arriba, también hay etapas para estar abajo. Prometo sobrevivir al cambio. Prometo no ocupar el lugar que no me pertenezca ni asistir a lugares donde no haya sido invitada. Prometo contar hasta cien y no decir nada si lo que vaya a decir, como dicen, no merece más que mi silencio. Prometo despertarme por si lo necesitas. Prometo aprovechar los domingos. Prometo no beberme cada noche de sábado. Prometo pensar menos en el futuro. Prometo buscar cada término que desconozca. Prometo preocuparme sólo por aquello que requiera mi interés. Prometo darte un beso de buenas noches. Prometo no marcharme sin decir te quiero.

Prometo limar las esquinas del cuadrilátero que tengo por cabeza. Prometo despejar la y, la x y hasta la z de la ecuación más difícil que se me presente. Prometo coger menos el coche y caminar más. Prometo cepillar tu pelo cuando tu artritis no te deje. Prometo taparte cuando no haya abrigo que te envuelva. Prometo recordarte mi nombre cuando lo olvides. Prometo escribir más. Prometo reír cada día. Prometo dejar de darle tres mil vueltas a un pensamiento que sólo requiera una. Prometo sentir cada kilómetro. Prometo llevar un bolígrafo en mi bolso. Prometo memorizar tu número de teléfono. Prometo escuchar más tus consejos. Prometo ir más al cine. Prometo no dejar que me cuenten la película. Prometo aprender cada día. Prometo cerrar el libro que ya se acabó.

Prometo rechazar lo que no me haga bien. Prometo utilizar el rojo y el fosforito. Prometo decir “basta” cuando ya no pueda más. Prometo sorprenderme. Prometo aceptar lo que termina. Prometo hacerle frente a esa realidad. Prometo pensar como aquella anciana húngara que conocí. Prometo visitar La Habana, Alaska y Florencia. Prometo acompañarte a ver una aurora boreal. Prometo no sentir frío a -20 grados porque tengo recuerdos que me abrigan. Prometo no vivir la soledad, pero darle la opción de que me acompañe. Prometo actualizar mi lista de “pendientes”. Prometo tiempo.

Y de tanto prometer, me olvido de que lo más importante no se promete nunca. Las promesas mueren por la boca y se despeñan en la voz…




Podría ser un simple sueño nocturno a media luz, un pequeño pensamiento realizado sin querer o nada más que la realidad.
Reviviendo cada segundo están pequeños destellos de voces mucho más sutiles que grotescas, y en cada repliegue de ellos se produce un mordisco suave y dantesco, el cual se enmarca en el tiempo.
Deseos que abarcan grandes momentos, que te hacen desear tanto el placer como la felicidad. Pero solo son eso, momentos que se rozan con la punta de los dedos y que nunca se pueden agarrar lo suficientemente fuerte para amarrarlos por siempre.









Se quedó con las prisas y el bullicio, con los atardeceres color naranja y con ese olor a libertad.

sábado, 10 de enero de 2015








Necesitaba  encontrar a alguien que le hiciera sonreír, que le hiciera ser feliz. 
Y lo encontró, dio con con la persona perfecta, con la que cada día era una aventura, con la que las sonrisas eran las protagonistas.
Su vida dio un vuelvo, y su mirada se lo agradeció.




No quiero hacerte chantaje, solo quiero regalarte una canción.
Y algunas veces suelo recostar mi cabeza en el hombro de la luna.
¨Y le hablo de esa amante inoportuna que se llama soledad ¨